La historia comienza en un cementerio con un tipejo muy sospechoso que con mucho esmero intenta encantar una serpiente. Se lo llevan detenido pero inmediatamente lo dejan en libertad por no tener ningún cargo del cual acusarlo. De forma bastante accidentada somos informados de que ese extraño interés por el cementerio y todo el asunto con los encantadores de serpientes está relacionado con la presencia de una joya muy rara hecha de un material llamado nagmani, mucho más valioso que el diamante según dice uno de los personajes.
Ese simpático elemento trabajaba antes con otro encantador de serpientes, quien tuvo la mala idea de ofrecerle sus servicios a cuatro facinerosos que se encontraban tras la pista de la serpiente y su joya. Luego de eso no volvió a saber de su compañero y sospecha que se deshicieron de él para no tener que pagarle su parte.
Criminal Nº 1: antes y después.
Pero estos fulanos no son los únicos interesados en la joya, de pronto entra en escena un grupo de jóvenes que pareciera sacado de cualquier teen slasher y ellos también manifiestan estar allí para adueñarse de la codiciada joya de la serpiente.
¿Mencioné que cada vez que alguien intenta hacerse con la anhelada gema muere en extrañas circunstancias? Pues es ahí donde entra en escena Drácula. No lo visualicen como el personaje encarnada por Bela Lugosi y mucho menos piensen que la historia guarda algún parecido con la de la novela de Bram Stoker. Aunque en ningún momento es dicho explícitamente, este Drácula pareciera ejercer como guardián de la joya y evita que sea robada por parte de estos profanadores.