A 18 años de su muerte, Mario Moreno Cantinflas sigue siendo sinónimo de comedia para muchos de nosotros en los países hispanohablantes, especialmente para quienes crecimos disfrutando de su amplia filmografía. Aunque estaba pequeño, todavía recuerdo con claridad el día de su fallecimiento, enterándome de la noticia al llegar del colegio. A mi corta edad fue toda una sorpresa que ese joven de las películas que veía junto a mi papá, tuviese 81 años y cáncer de pulmón.
Pero no es mi intención aburrirlos, así que mejor nos ponemos manos a la obra y comenzamos a hablar de "Un día con el Diablo". Fueron dos las razones principales que me hicieron decantarme por esta entre la lista de películas preferidas por Julián. Primero que nada por no ser una tan famosa como "Ahí está el detalle" o "El bolero de Raquel" y, en segundo lugar, por tocar un tema que siempre despierta mi interés, como lo es el de la Segunda Guerra Mundial (muy a su manera, claro está).
La película empieza con un fulano conocido bajo el nombre de Juan Pérez, quien se alista en el ejército con la idea de que el tiempo ayude a que la gente olvide algunos problemas que tiene con la justicia. Pero en el instante en que México le declara la guerra al Eje, Juan Pérez decide desertar y, para evitar ser llevado a juicio militar por traición, le coloca su uniforme a un humilde vendedor de periódicos (Cantinflas) que venía muy alegre con algunas copas de más luego de culminar una buena jornada laboral.
Durante la primera hora de película vemos a Cantinflas desempeñándose de forma no muy ducha dentro de su entrenamiento como cadete; pero a pesar de ello es ascendido a sargento gracias a la fortuna que siempre lo acompañó a lo largo de sus películas. Dicha fortuna no era ilimitada, por lo que no pudo escaquearse de su compromiso con la Patria y tuvo que acudir al campo de batalla para infiltrarse en un comando japonés. Misión en la que perdería la vida y serviría de antesala al último tercio de la cinta.
Allí lo vemos llegar al cielo, en donde las listas de espera son muy extensas y es enviado a deambular por el éter luego de no saber comportarse en el reino del Señor.
A pesar del nombre que lleva la película, Cantinflas permanece en el infierno junto al Diablo por menos de 15 minutos. Sin embargo el tiempo alcanza para escenas muy buenas como el diálogo que mantiene con el emperador Nerón:
- ¿Quién es usted?
- Vil gusano... ¡Qué no lo ves! ¡Yo soy Nerón!
- ¿El de los tubos?
- ¿Cuáles tubos?
- El de los tubos nerón, esos que sirven para anuncios luminosos.
También hay un momento un tanto curioso, con la guerra a punto de concluir en el mundo real, Cantinflas conversa con el Diablo y éste le promete que cerrará las puertas del infierno luego de recibir a un último inquilino (Hitler), ya que en adelante la humanidad no podrá aspirar a otra cosa que no sea el Cielo.
Para cerrar la reseña les dejo un video que incluye ambas situaciones:
Cantinflas: Maestro.
ResponderEliminarPara concluir, unas cuantas palabras que no deben faltar en nuestras conversaciones:
cantinflas.
(De Cantinflas, popular actor mexicano).
1. m. Méx. Persona que habla o actúa como Cantinflas.
acantinflado, da. (o cantinflesco)
1. adj. Bol., Chile, Méx. y Ven. Que habla a la manera peculiar del actor mexicano Cantinflas.
cantinflada.
1. f. Méx. Dicho o acción propios de quien habla o actúa como Cantinflas, actor mexicano.
cantinflear.
1. intr. Cuba y Méx. Hablar de forma disparatada e incongruente y sin decir nada.
2. intr. Cuba y Méx. Actuar de la misma manera.
Lo anterior, extraído del Diccionario de la Lengua Española.
Amigo, muchas gracias por tu blog!!! No sabes cómo lo estoy disfrutando, tienes un estilo muy gracioso y sabes elegir tus películas, abrazos desde el Perú!
ResponderEliminarGracias a ti por tu comentario. Espero poder seguir contando con tus visitas.
ResponderEliminarUn gran saludo desde Venezuela.