14 de febrero de 2013

Secta satánica: El enviado del Señor (1989)


Para el día de San Valentín tenemos una entretenida producción mexicana rodada en el año 1989, dirigida por Arturo Martínez y que cuenta en su reparto con varias caras conocidas del cine mexicano de esos años, Secta satánica: El enviado del Señor.


Se trata de una película que apela a la fórmula del terror religioso como bien pueden inferir por el título de la misma. Al pueblo de San Andrés llega un autoproclamado enviado del Señor (con genial interpretación a cargo de Germán Robles) y rápidamente hechiza a los habitantes del lugar gracias a su verborrea y a su supuesta capacidad para los milagros, al devolverle la vista a un ciego y hacer que un tullido vuelva a caminar.


Todo eso suena muy bien y encajaría maravillosamente en el argumento de una película de esas que dan durante Semana Santa; pero el detalle es que este no es un enviado del Señor Dios, sino del Señor Satanás. Un misterioso forastero vestido de negro de los pies a la cabeza que se aprovecha de un cambio de sacerdote en la parroquia local tras 40 años de servicio para generar un cisma en esta pequeña comunidad.

Tras la exhibición inicial en donde se presenta como un corderito que condena el pecado y además realiza milagros, da paso seguidamente a la seducción de las jovencitas del pueblo, quienes se limitan a repetir como autómatas: "La palabra del enviado ha penetrado en mi mente".

Sí claro, solo hubo penetración de palabra y mente...

Y también celebra misas negras:


El corte es a la altura del abdomen, pero aun así consigue sacarle el corazón.

Ante una situación tan peliaguda, el padre Esteban (Joaquín Cordero) acude al presidente del pueblo bajo sugerencia de su afeminado ayudante, Carlitos (Ernesto Gómez Cruz), pero la autoridad les explica que se encuentra impotente frente a este hombre debido a que no cuenta con ninguna acusación real y no hay nada que pueda hacer para expulsarlo del lugar.

Así que no queda de otra sino esperar a que el enviado cometa algún error que lo ponga en evidencia y así desmontar su secta. ¿Será la ocasión propicia el momento en que piensa sacrificar al padre Esteban en una misa negra y posteriormente aprovecharse del cuerpo de la joven Margarita?


Atentos a unos 10 minutos finales dramáticos en los que el cura recibe una señal Divina y comprende que para despertar a la gente de su aletargamiento y recuperarlos para la iglesia católica, debe emular parte del viacrucis de Jesús y cargar una cruz hasta su templo al tiempo que porta una corona de espinas.


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