7 de agosto de 2016

La invasión de los vampiros (1963)

El día de hoy tenemos otro clásico del terror del cine mexicano con La invasión de los vampiros de Miguel Morayta, continuación de El vampiro sangriento estrenada el año anterior.

A la Hacienda de las Ánimas, ubicada en un apartado pueblo mexicano, llega un doctor enviado por el conde Cagliostro desde ciudad de México para que su amigo el marqués Gonzalo Guzmán de la Selva (Tito Junco) le brinde alojamiento y le permita realizar ahí por el tiempo que sea necesario sus estudios sobre vampirismo. Esa peculiar elección de tema se debe a que el doctor Ulises Albarrán (Rafael del Río) no se encuentra doctorado en medicina sino en alquimia.


Frau Hildegarda (Bertha Moss), ama de llaves del marqués y otrora fiel sirviente del conde Frankenhausen (Carlos Agostí), se opone rotundamente a tener a ese joven en la hacienda, pero el marqués no acepta sus argumentos y concluye que por encima de todo lo más importante es poder ayudar al discípulo de un viejo amigo.


Una vez instalado, el doctor Albarrán viaja al pueblo para conocer a los habitantes del lugar y saber qué se comenta respecto a las sospechosas muertes que han ocurrido últimamente durante cada luna llena. El consenso popular las atribuye a la obra del Maligno, al punto tal que el sacerdote se ha negado a enterrar a todas las víctimas hasta que no se determine que Satanás no está relacionado con esas muertes.


La primera muerte correspondió a Eugenia Guzmán de la Selva, hija del marqués y esposa del conde Frankenhausen. Esta ocurrió en extrañas circunstancias porque su deceso coincidió con la misteriosa desaparición del conde y nadie volvió a saber de él. Se comenta que las muertes sucesivas han sido provocadas durante cada noche de luna llena porque es ahí cuando la condesa abandona su féretro para deambular por el pueblo, logrando encantar a algún incauto que después sirve de alimento al voraz conde (aunque en realidad se trata de su hija Brunhilda (Erna Martha Bauman), en medio de un trance inducido por el conde).


El plan inicial de Ulises es el de quemar a todas las víctimas para que de ese modo no puedan volver a la vida con la voluntad subyugada al poder del conde Frankenhausen, pero el padre Víctor (Enrique García Álvarez) se opone rotundamente a esa práctica apartada de las costumbres católicas. En consecuencia el doctor se enfrasca en la búsqueda de una alternativa para acabar de una vez por todas con el conde, su ejército de vampiros muertos (es el nombre que le dan en la película) y la maldición que arrastra la pobre Brunhilda.


La situación le obliga a apartarse de esos métodos tradicionales y rudimentarios y animarse a poner en práctica la solución definitiva que enunció su maestro el conde Cagliostro: inyectarle una solución de ácido bórico a la persona víctima de vampirismo para erradicar por completo cualquier vestigio de dicha enfermedad. El problema es que en la época en que transcurre la película no era posible ir a la farmacia a comprar el ácido sino que debía ser sintetizado a partir de las raíces de la mandrágora negra, que crece en ese mismo pueblo en los alrededores de un lugar llamado La laguna de la muerte.


Por supuesto que la tarea no va a ser tan sencilla. Frau Hildegarda, siguiendo los designios del conde Frankenhausen, hará lo imposible por entorpecer las labores del doctor, dado que a él no le interesa dejar de ser vampiro sino que tiene como objetivo convertir a todos los habitantes del planeta Tierra. Pero una vez descubiertas por el marqués y el doctor las verdaderas intenciones de Hildegarda, el propio Frankenhausen entrará en acción en forma de murciélago para atacar al alquimista. Tiene un aspecto que jamás olvidaré, superior a esos pequeños murciélagos en los que puede apreciarse el fino hilo del que cuelgan.

¿Alguna vez habían visto un conejo alado y chupasangre?

La película no es que esté precisamente cargada de acción, dado que buena parte de ella se va en las investigación preliminares del doctor Albarrán y posteriormente su proceso de recolección de mandrágoras para sintetizar el ácido bórico, pero posee una excelente atmósfera y la banda sonora contribuye a ello, por lo que termina siendo una historia bastante entretenida. Los amantes del género, bien sea cine de vampiros en general o simplemente de las películas mexicanas de terror de aquellos años, seguro pasarán un buen rato viéndola. Pueden verla en YouTube: youtu.be/TZzUf-6Kh6M.


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