4 de septiembre de 2016

Shudojo: nure nawa zange (1979)

El mes de septiembre empieza con Shudojo: nure nawa zange, la segunda película de nunsploitation que reseñaremos en este blog, en este caso una producción japonesa dirigida por un ícono del cine pink como lo es Kôyû Ohara. Su conoce internacionalmente bajo los títulos de Wet & Rope y Wet Rope Confession, que a decir verdad no sé qué tienen que ver con la historia.


La película comienza con la boda de Miki (Yuki Nohira), una enfermera que acaba de contraer nupcias con un doctor del hospital en el que trabaja. Sin embargo, durante la noche de bodas dos malhechores irrumpen en su habitación y amordazan a su esposo para después violar a Miki.


El problema para Miki, como suele ocurrir en este género cinematográfico, es que después de un forcejeo inicial da la impresión de que terminó disfrutando del sexo con su violador. No puedo decir que sean ideas mías puesto que el marido también lo nota y la expulsa del hogar por haber perdido la honra.


Ultrajada y sin tener a donde ir, Miki decide acabar con su vida arrojándose al vacío desde un acantilado, pero justo en el último momento un sacerdote impide que se arroje y la invita a unirse a un convento en donde podrá expiar sus pecados dedicándole su vida al Señor.


Una vez en el convento supe que Shudojo: nure nawa zange nada tenía que envidiarle a las películas de exploitation europeas más eróticas y absurdas. A diferencia del mundo occidental en donde se comulga con una hostia, aquí junto con el vino sirven un pan alargado como una especie de baguette pequeña y una pareja de novicias toma uno de estos panes para divertirse en la noche. Así que sin importarle la presencia de las demás compañeras una de ellas empieza a masturbarse con él y después se lo saca y empieza a penetrar a su amiga.


Se encuentran tan excitadas que no resisten más y se marchan a un lugar apartado del convento para entregarse libremente al pecado, pero no saben que desde ahí las observa el asistente del sacerdote y este las azota violentamente para castigarlas por haberse dejado llevar por la tentación.


Miki huye despavorida y busca refugio en la capilla, pero en lugar de hallar paz para orar se topa con Kazama (Yutaka Hayashi), un maleante que ha sido herido y busca refugio mientras se esconde de las autoridades. Sus habilidades como enfermera le resultan útiles para atenderlo y al día siguiente aprovecha para comprar medicinas cuando la madre superiora la envía junto a Maria para realizar varias diligencias en la ciudad.

Dichos trámites no son de mayor interés, lo que sí es relevante es que Maria, apenas llegan a la ciudad, le dice a Miki para ir a una discoteca que ella suele frecuentar; una vez allí efectivamente es saludada por varios caballeros. Con total naturalidad y sin importarle el hábito que viste termina en un hotel haciendo un trío con dos de ellos.


De vuelta en el convento Miki va a la capilla para curar al prófugo sin percatarse de que Maria la está siguiendo. Kazama al notar la presencia de Maria le arranca la ropa y la viola. Ustedes ya saben cómo funciona esto, Maria disfruta el acto y se marcha satisfecha de vuelta a su habitación. El problema es que la madre superiora la descubre con la ropa desgarrada y sospecha que Miki pudiera tener algo que ver en todo eso. ¿Cómo solucionará esta situación? Sencillo, crucificando a Miki para torturarla hasta que confiese.


El sacerdote detiene el castigo y se lleva a Miki a su habitación, aunque inesperadamente no la viola. No obstante, le ofrece la oportunidad de redimirse ante Dios si acepta ser una de las ovejas en la celebración de San Animal (la película es tan extravagante que no vamos a quejarnos ahora por no ser fiel al santoral). Suena bastante inofensivo, ¿no? Quizás antes de aceptar alguien debió explicarle que su misión consistía en ser violada por el afortunado ganador de un sorteo mientras ella viste un disfraz de oveja. Durante la consumación de ese acto los perdedores no tienen que conformarse con ver, se entregan a una desenfrenada orgía con el resto de las novicias.

Parece un mono albino pero es una oveja.

Si bien el sacerdote no abusa directamente de Miki, esto puede deberse a que ya tiene con quién satisfacer sus necesidades carnales. En la siguiente escena lo vemos en pleno acto sexual con la madre superiora, sus vergüenzas apenas cubiertas por una cruz. Si los subtítulos son fieles a los diálogos esta escena me dejó uno de mis momentos favoritos cuando la monja, jadeando al borde del orgasmo, dice: "Sacerdote... He visto el Paraíso".


Una película maravillosa recomendada para todos los amantes del género y quienes tengan algún fetiche con monjas o mujeres asiáticas. Dura apenas 70 minutos y hay subtítulos disponibles en español.

Tráiler:

2 comentarios:

  1. Me gustan mucho tus reviews!! Gracias por fletarte con eztas movies, enserio....y neta....me quede esperando la segunda revision del mes de Septiembre! Pero muchas, muchas gracias!!

    ResponderEliminar
  2. Hola! Muchas gracias por tu comentario. Tuve mala suerte el resto del mes y solo vi cine serio o películas tan malas pero aburridas que no valía la pena reseñarlas. A ver si ahora en octubre logro actualizar más a menudo.

    Saludos y gracias de nuevo.

    ResponderEliminar