La terna protagónica, conformada por una mujer, su esposo y un amigo de ambos, parte con rumbo a una selva lejana a buscar al hermano de ella, desaparecido allí hace algún tiempo. Ya en el sitio son recibidos por unos nativos que lucen bastante hostiles hacia ellos a pesar de llegar acompañados por un lugareño, pero al menos son dirigidos hacia la casa de un médico estadounidense que allí reside, un tipejo bastante sospechoso que en sus ratos libres experimenta con una sustancia que es algún tipo de hongo.
El pelón es el médico, en sus ratos libres cocina y hace conservas.
No llores por el hongo derramado.
En el primer tramo de la historia no sucede mayor cosa, el trío de expedicionarios pierde en un descuido a su guía y no les queda más remedio que ser acogidos por el doctor Ramsey y su sumisa esposa. La acción realmente empieza cuando otro tipo bastante sospechoso (en este caso el ayudante del doctor) a mitad de la noche les ofrece llevarlos a la cueva en donde se extravió el hombre a quien buscan. La propuesta es aceptada y los dos hombres que integran la expedición parten junto al ayudante rumbo a cueva Muerte.
Al lugar ingresan solamente Dan Matthews y su cojo amigo, Peter Morgan; el nativo se escaquea valiéndose del viejo cuento de las supersticiones. A pesar de haber hallado el cadáver del hombre que motivó el viaje, con la curiosidad típica del explorador deciden continuar adentrándose en la caverna y más temprano que tarde ocurre un evento que deja atrapado en el sitio a Matthews y el rengo a duras penas consigue escapar.
La larga espera.
En la segunda visita a la cueva, esta vez para rescatar al esposo de la protagonista, descubren a los seres que allí habitan y además reciben un inesperado baño del hongo del doctor Ramsey. En teoría se trata de un hongo cuyo crecimiento no conoce límites y que se alimenta de carne humana, pero parece más bien una vulgar espuma. Le toca al espectador poner de su parte y aceptar lo propuesto por el director de la película.
Que le queda al público cuando hasta los actores se duermen.
Atrapados en la cueva luego de haber quedado tapiadas las dos salidas conocidas, sólo les queda intentar sumergirse bajo el agua con la esperanza de que esa vía los lleve hasta la playa más cercana. Sinceramente, ¿quién va a explorar una cueva y se lleva un equipo de buceo sólo por si acaso?
The Unknown Terror no ofrece ningún elemento novedoso y no pasa de ser otra más en la larga lista de películas B de este género; pero al mismo tiempo no deja de ser recomendable para todos aquellos fanáticos de este cine de los años 50.
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