La historia es bastante peculiar, tanto que ahora mientras intento organizar las ideas en mi mente y escribir esta reseña temo que pueda pasar algo por alto. Comienza con el traslado aéreo de los hermanos Bert y Bart Brazzo, dos criminales que están siendo transferidos a otra prisión. Poco tiempo antes de llegar a su destino, el avión colisiona con un platillo volador y al lugar de los hechos son enviados los agentes del FBI Rex Armstrong y Ace Evans para investigar lo acontecido.
Paralelamente somos llevados al interior de la fábrica de Uni-Cola, la embotelladora que produce la famosa bebida Health Cola, cuya fórmula se guarda con absoluto secreto. Allí encontramos a dos extraterrestres que han llegado a nuestro planeta para hacerse con el control de la empresa y además han rescatado a los hermanos Brazzo y al piloto del avión que los transportaba. Cuando el piloto les explica a los extraterrestres la clase de persona que son los Brazzo, éstos deciden perdonar sus vidas a cambio de que les consigan la anhelada fórmula.
Acto seguido se presenta una situación de rehenes comandada por Bart y Bert, quienes habiendo encontrado ya el microfilm con la fórmula, exigen de paso 1 millón de dólares y la posibilidad de abandonar impunemente la mencionada fábrica.
Aunque tal y como sucede habitualmente en la vida real, los malos no consiguen salir airosos y nuevamente son puestos tras las rejas. Pero Bart Brazzo se guardó un as bajo la manga, momentos antes de la irrupción policial escondió la fórmula verdadera y gracias a ello es rescatado de la cárcel por uno de los extraterrestres.
La silueta de una mujer fue el elemento escogido por los Brazzo para reemplazar el original con la fórmula.
Habiendo sido bautizada con un título tan sugerente, la principal decepción que puede llevarse el espectador es que los zombies no son las habituales criaturas hambrientas y violentas que tienen como objetivo primordial devorar humanos. No, en realidad son personas que han caído en estado de trance por culpa de la acción de los extraterrestres, ya sea por haber bebido la Health Cola modificada o bien sea por haber sido expuestos a la ZBall, una peculiar esfera de luz para el control mental. Probablemente Penczner haya escogido ese título más bien como una parodia a I Was a Communist for the FBI de Gordon Douglas.
Y ya que he mencionado la ZBall, vale la pena mostrarles la ZBeast, una criatura traida directamente desde el espacio exterior para hacer el trabajo sucio de comerse a la gente que estorba. No es muy sofisticada y está hecha en plastimación como el monstruo de Frostbiter: Wrath of the Wendigo, pero tiene su encanto.
Lo otro que me afectó negativamente fue la banda sonora de I Was a Zombie For the F.B.I., que tras haber leído los comentarios en IMDb parece ser un problema del DVD, al cual le añadieron una música distinta a la original. Unos sonidos electrónicos que simplemente no encajan con lo que se ve en pantalla.
La principal curiosidad sobre esta producción es que si bien no hay nada que reprocharle en cuanto a la dirección y el desempeño de sus actores, se trataba de aficionados, fue el único trabajo cinematográfico para todos ellos. Véanla si sienten debilidad por las rarezas, a 30 años de su estreno todavía no llega al centenar de votos en IMDb, pero no esperen una joya que se halla injustamente en el olvido.
La reseña se ha acabado Bart. Suelta el arma.
Tengo una duda sobre la clasificación para las películas B.
ResponderEliminarHe visto un gran número, y muchas veces también, películas del Gran Cantinflas. Sin embargo, de no ser por él, la escenografía, las demás actuaciones, la edición en algunos casos, el sonido, es en general, según mi entender, el de una película de esta categoría.
¿Qué opinión tienen?
Nunca me había detenido a pensar en ello, pero ahora que lo dices creo que tienes razón. En muchas de esas películas, y también en las de Pedro Infante, la escenografía y la edición no son muy diferentes a las que se ven, por ejemplo, en las películas de Santo.
ResponderEliminarIgual yo las veía siempre cuando estaba pequeño y a mí me parecían buenísimas a pesar de eso, ajeno a saber que existían distintas clases de películas en base a su presupuesto y calidad de producción.