Continuamos el mes de enero con otra película erótica, en esta oportunidad una producción con guión y dirección de Ron García, quien actualmente es conocido por su nombre completo, Ronald Víctor García, y se ha desempeñado en entornos más serios como las series Numb3rs o Gilmore Girls. Asimismo se trata del guionista de uno de mis westerns favoritos: Machismo: 40 Graves for 40 Guns.
La película inicia de una forma muy peculiar, con los carteles de los créditos alternándose con juguetes infantiles, para seguidamente dar paso a las divagaciones de una rubia (Ann Perry, Donna en la película) mientras conduce bajo la lluvia y piensa en cómo en tan poco tiempo se ha convertido en una chica mala y perversa.
Con los pensamientos de Donna nos enteramos además de qué va el asunto. Ella se dirige rumbo a encontrarse con Ralph (Sean Kenney) para luego ir a otra de las fiestas organizadas por un hombre al que se refieren únicamente como Tío (Jack King), en donde las parejas asistentes le realizan una pequeña exhibición y luego él las premia con un obsequio que pueden tomar de la caja de juguetes.
Antes de entrar en acción, Donna recuerda cómo empezó todo para ella dos años atrás, en el día de su cumpleaños, cuando iba camino a una de las fiestas del Tío, no como participante sino desempeñándose como su secretaria. Sin embargo, Ralph le dijo que primero debía encargarse de unas diligencias y la dejó a ella en el auto con su regalo. ¡Sorpresa! Nada más y nada menos que un vibrador. Donna menciona que ella era virgen, pero eso no le impidió hacer uso de su obsequio y brindarnos una sesión de masturbación femenina.
The Toy Box es básicamente softcore con elementos psicodélicos propios de la época y algo de terror y ciencia ficción. Me dio la impresión de que la trama no es más que una excusa para exhibir a las mujeres que toman parte en ella con sus escenas de sexo simulado; pero eso no es que sea algo negativo si tenemos en cuenta algunas de las bellezas que integran el reparto. Está, por ejemplo, la famosa y bella Uschi Digart siendo acariciada en una de sus pechugas por una mano que sale de una caja y después la vemos muy erótica en una cama "poseída".
El componente de terror lo aportan las muertes que empiezan a ocurrir en estos juegos sexuales. ¿Realidad o parte del espectáculo? Deben ver hasta el final para determinarlo, pero mientras tanto pueden entretenerse con el hombre que le clava un cuchillo a la mujer que le está realizando una felación o el carnicero que tiene sexo con un supuesto cadáver mientras los observa el cadáver de otra mujer que cuelga de unas cadenas.
Los detalles de ciencia ficción llegan cerca del final, cuando se empieza a hablar de extraterrestres y el Tío menciona que ha trasladado a una de las víctimas (Debbie Osborne, Sally en la película) a "una nueva forma de vida" en el planeta Arkon. El Tío resulta ser una suerte de coleccionista y traficantes que se aprovecha de los incautos humanos para robar sus cerebros, los cuales son una droga muy preciada en su planeta de origen.
Definitivamente no es una película para todo el público sino que más bien está orientada hacia los amantes del erotismo surrealista y de todas las rarezas del cine B de los años '70. Diría que guarda cierta similitud con Orgy of the Dead en el aspecto de usar una insólita historia como excusa para mostrar mujeres desnudas. Como coincidencia, esta producción fue comercializada también bajo el nombre de The Orgy Box.
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