El día de hoy le traemos a los lectores de este blog una poco conocida comedia de terror que en mi opinión merece llegar a una audiencia mayor. No porque sea buena, sino precisamente por lo opuesto, estamos ante una digna sucesora de la obra de Ed Wood y debería tener una fama comparable a la de
Manos: The Hands of Fate.
La historia nos presenta a un personaje llamado Bestoink Dooley, quien oye en las noticias acerca de un sitio llamado Blood Mountain, en donde ocurren misteriosos asesinatos atribuidos por los lugareños a la acción de un monstruo infernal. Dooley, quien tanto en aspecto como en comportamiento me recordó a François Pignon de
La cena de los idiotas, trabaja en un diario y le implora a su jefe que le permita ir al lugar de los hechos prometiéndole que hará el reportaje de su vida. Para quitárselo de encima, este accede finalmente, pero con la condición de que realice la investigación en su tiempo libre.
De los primeros 20 minutos de metraje más de la mitad se consumen viendo al protagonista prepararse para dormir, servirse leche, comer unas galletitas y leer un libro; luego vemos un intrascendente sueño que tiene esa noche y a la mañana siguiente toca ser testigos presenciales de sus ejercicios de estiramiento. En ese punto me fue imposible evitar preguntarme si Massey Cramer (el director) era un genio, si se estaba burlando de los espectadores o si simplemente era completamente inepto. El resto de la película, junto al hecho de que este haya sido su único trabajo como director, pudo confirmarme lo último.
En el mundo de los sueños todo es perfecto para Bestoink Dooley.
En la montaña en cuestión se encuentra con un viejo conocido que trabaja allí como guardabosques. Este inmediatamente le presenta a un científico que se halla buscando oro y que considera que la leyenda en torno a la montaña es pura superchería de los habitantes del pueblo, junto a él conoce además a dos señoritas: su hija y la asistente del científico.
Ese que parece árbitro de fútbol americano es el científico.
Lo que resta de la película se va en absurdos primeros planos, actuaciones poco naturales y varios minutos de manejo en carretera, todo acompañado por un evidente doblaje con el audio agregado durante la edición del video. Si aguantan todo eso lograrán ver al temible monstruo, que no es más que una persona con un traje gris y una sencilla máscara.