La tercera reseña del mes de noviembre corresponde a una no tan conocida película italiana de terror titulada Paganini Horror, dirigida por Luigi Cozzi, quien se encargó también del guión con la colaboración de Daria Nicolodi, una de las protagonistas de este spaghetti horror.
La escena de apertura nos presenta a una niña tocando el violín y cuando concluye la pieza que interpretaba entra al cuarto de baño donde su madre se encuentra sumergida en la tina. Hablan sobre las clases de violín de la pequeña y la mamá le da permiso para jugar si ya cumplió con sus deberes. La niña se limita a meter en la bañera una muñeca de aspecto terrorífico y después empieza a secarla con un secador de pelo. Actividad que deja a medias para satisfacer el impulso de arrojar el dispositivo al agua, lo que causa la electrocución y muerte de su madre en medio de horribles efectos especiales.
La siguiente escena es en un estudio de grabación en donde un grupo conformado por tres chicas graba una canción mientras corren los créditos de presentación de la película. Sin embargo, son interrumpidas por Lavinia (Maria Cristina Mastrangeli), su mánager, quien en pocas palabras les indica que el tema es una basura que no merece ser grabada.
Tras una acalorada discusión entre Lavinia y Kate (Jasmine Main), vocalista y líder de la banda, Daniel (Pascal Persiano), el baterista de sesión, decide comprarle a un misterioso individuo un pergamino perdido que supuestamente perteneció al violinista italiano Niccolò Paganini. En caso de que el espectador necesite más pistas sobre esta transacción, la contraseña del maletín en el que se encuentra el pergamino de esta pieza nunca antes publicada es 666.
Seguidamente vemos a Daniel tocando en piano Paganini Horror para Lavinia y Kate, con ambas amando la composición y seguras de su éxito una vez adaptada al estilo del grupo. Lavinia, entusiasmada, decide incluso rodar un videoclip para su lanzamiento y planea darle una ambientación de terror para sacarle provecho a la leyenda que cuenta que Niccolò Paganini le vendió su alma al diablo a cambio de tener un gran éxito como violinista. Para tal fin contratará a Mark Singer (Pietro Genuardi), famoso director de películas de terror, y realizarán el rodaje en una vieja mansión conocida como La casa di sol, en donde por siglos habitaron genios de diversas áreas del conocimiento y que ahora es propiedad de una conocida suya, Sylvia Hackett (Daria Nicolodi).
Después de todo este preámbulo, y ya instalados en la casa para filmar el video, ocurre algo típico de las películas de terror. Rita (Luana Ravegnini), la bajista del grupo, le dice a Kate y Elena (Michel Klippstein) que se adelanten, ya ella las alcanzará en lo que termine de arreglarse. Apenas se queda sola en la habitación es sorprendida por un enmascarado que porta un violín del que sale una cuchilla y acto seguido el trío se convierte en dúo.