No es la primera vez que decido ver una película principalmente porque su poster me resulta demasiado atractivo, lo que sí es una rareza es que la película en cuestión haya resultado buena, como ha sido el caso de The Legacy, una coproducción británico-estadounidense dirigida por Richard Marquand siguiendo un guión de Jimmy Sangster.
Aunque la versión polaca del poster me gusta todavía más:
La historia inicia con Margaret Walsh (Katharine Ross), una arquitecta estadounidense que recibe un misterioso contrato para ir a trabajar en Inglaterra y a quien su empleador le da un anticipo de 50 mil dólares para que se traslade inmediatamente al viejo continente. Pete Danner (Sam Elliott), su pareja, en un primer momento se muestra reticente respecto a la oferta y el viaje, pero finalmente sucumbe ante los encantos de Margaret y accede a acompañarla en su aventura.
Rápidamente nuestra pareja protagonista se traslada a territorio británico y en lugar de presentarse a trabajar decide pasear en moto a través de la pradera inglesa. La combinación de una carretera estrecha, poco conocimiento de la ruta y la falta de hábito a conducir por la izquierda desembocan en una colisión con la limosina de un lugareño, quien se presenta como Jason Mountolive (John Standing) y los invita a su casa a tomar té mientras el mecánico local repara la motocicleta.
Una vez en el lugar no vuelven a ver a Jason Mountolive, quien pareciera estar sufriendo una rara transformación, y son atendidos por la siniestra y poco colaboradora enfermera Adams (Margaret Tyzack). A través de ella se enteran de que no les queda más remedio que pasar la noche ahí puesto que nadie puede rentarles un vehículo u ofrecerles alojamiento en otro lugar.