Ha sido un mes con poca actividad para este blog, pero hoy más que nunca es válido aplicar aquello de más vale calidad que cantidad, trayendo una poco conocida película argentina titulada Extraña invasión, de Emilio Vieyra, el mismo director de Sangre de vírgenes. Su rodaje fue realizado en 1965, aunque parece que no fue estrenada sino hasta 1974, quizás en su momento haya carecido de interés para los distribuidores debido a su mensaje sobre los efectos alienantes de la televisión.
Un poster como hecho en Paint.
Esta producción tiene como peculiaridad que la historia está contada como si ocurriera en los Estados Unidos, si bien fue filmada en Ciudad Jardín Lomas del Palomar, provincia de Buenos Aires, tal y como explica un texto al comienzo de la película. El pueblo ficticio en donde ocurre la invasión fue bautizado como Clearview y los personajes tienen nombres anglosajones como Eddie, Harry, Steve, Dr. Sanders, Dra. Conway, etc. La versión para el mercado estadounidense recibió el título de Stay Tuned for Terror.
Con todo y bandera, por si quedaba alguna duda.
De buenas a primeras la señal de todos los televisores del pueblo se ve afectada por una extraña interferencia que inicialmente afecta solo a niños y ancianos, pero que poco a poco se extiende hacia otros habitantes del lugar, quedando sumergidos en una profunda hipnosis. En un primer momento intentan atribuir el origen de esta señal a la diatermia o presión ionosférica, pero a medida que llegan distintos funcionarios del gobierno central a realizar las pruebas pertinentes, esta hipótesis es descartada y deciden tomar otras medidas.
Ante la imposibilidad de dar con el origen de la fuente que genera esta distorsión en la señal la orden pasa por desconectar todos los televisores del pueblo, pero Steve Jameson (Richard Conte), del ministerio de Comunicación, no contaba con que los hipnotizados se volverían violentos al verse privados de su droga y empezarían a causar destrozos por todo el pueblo. Al mismo tiempo empieza a recibir llamadas anónimas de alguien que se atribuye el hecho y exige que negocien con él, si bien nunca deja claro cuáles son sus demandas.
En uno de esos inesperados giros tan típicos del cine de ciencia ficción, los encargados del caso consiguen aislar el código del diagrama que genera la interferencia y acto seguido le atribuyen arbitrariamente un origen químico, elucubrando sobre la presencia de germanio, silicón, butano o metano en la zona. Se dirigen al pantano en busca de gas pero descubrir que alguien había vertido allí el contenido de un barril de silicón.
Tras ese descubrimiento el Ejército decide que el pantano debe ser quemado inmediatamente para anular el origen de la interferencia, pero la Dra. Conway (Anna Strasberg) y Steve Jameson se oponen alegando que eso ocasionará que los afectados queden permanentemente en un estado de muertos en vida. ¿Serán capaces de encontrar una solución antes de que el coronel le dé la orden a sus hombres de quemar el pantano?
La película se encuentra disponible en su totalidad en YouTube: youtu.be/ulObRxQGz3Q y como curiosidad, Susana Beltrán, la protagonista de Sangre de vírgenes, tiene aquí un pequeñísimo papel como enfermera:
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