Peculiar película dirigida y escrita por Hiroshi Takahashi, el mismo guionista de Ringu y sus secuelas, que comienza dando la impresión de que se trata de una película de terror seria pero al cabo de unos 10 minutos se convierte en toda una celebración dedicada al cine B irreverente que se niega a tomarse en serio.
Como mencionaba, la escena que da inicio a Sodom El Asesino, como vendría a ser el título traducido a nuestro idioma, nos sitúa en el castillo de Ichibei Sodomu durante el siglo XVIII para la celebración de su ceremonia de boda. Lamentablemente las cosas no salen como planeaba y, antes de dar el sí, su prometida fallece en misteriosas circunstancias que luego son atribuidas a una brujería preparada por sus dos sirvientas.
Tras ser sometidas a diversas torturas con el fin de que reconozcan su fechoría, las dos jóvenes, Therese y Katharine, finalmente mueren, pero no sin antes arrojar una maldición sobre Ichibei Sodomu y toda su descendencia; quien al descubrir la inocencia de las sirvientas queda ciego, enloquece y mata a todos los presentes.
Todos los personajes de la escena inaugural se reencuentran en el presente y la historia vuelve a repetirse. Pero Hiroshi Takahashi no se conforma con una representación del karma que pagan estas almas a lo largo de varias reencarnaciones sino que incluye en la trama casi todo lo que puedan imaginar. Por lo tanto, en esta vida Ichiro Sodom va más allá y tiene todo un plan para dominar el mundo con la ayuda de un científico loco que escribe todos sus trabajos en alemán, un necesario traductor, repartidores de comida y varios atentados. Sin olvidar su objetivo principal, que es el de volver a la vida a su adorada Katherine.