Películas B

Las producciones más geniales del séptimo arte

22.12.13

Robo Vampire (1988)

Publicado por Marcel |

Nada mejor que esperar la Navidad viendo divertidísimo cine carente de toda calidad y lógica. Es por ello que hoy toca hablar de Robo Vampire, una producción de Tomas Tang y dirigida por Godfrey Ho bajo el seudónimo de Joe Livingstone; si bien hay fuentes, como Wtf-film, que indican que Ho no participó en la creación de esta pieza de culto y que hasta el sol de hoy la identidad de Joe Livingstone sigue siendo un enigma.


La acción es trepidante desde la primera escena, cuando vemos a dos soldados estadounidenses que trasladan a un prisionero chino ser sorprendidos por una extraña criatura de rostro putrefacto que emerge de un ataúd y que se moviliza dando brincos; inmune a los disparos y sedienta de sangre.


Esta peculiar raza de vampiros es controlada por un cejudo sacerdote taoísta que opera bajo las órdenes de un narcotraficante que está harto de que cierto militar llamado Tom estropee todas sus operaciones allí en Hong Kong, lo que lo ha llevado a tomar medidas desesperadas como recurrir a la magia negra.


Como si la trama no fuera ya bastante enredada, hace acto de presencia una mujer occidental a la cual se le transparentan los senos a través de su camisa y resulta ser un fantasma que en vida mantenía una relación prohibida con Peter, uno de los cadáveres convertidos en vampiros por parte de este sacerdote, y le reprocha que por su culpa no pueden estar juntos en la eternidad. El sacerdote sopesa sus opciones y decide casarlos bajo la condición de que en lo sucesivo le brinden obediencia absoluta.

3.12.13

El imperio de Drácula (1967)

Publicado por Marcel |

Damos inicio al último mes del año con esta película mexicana de bajo presupuesto titulada El imperio de Drácula. Dirigida por el gran Federico Curiel, famoso por sus muchas películas de luchadores con Santo o Blue Demon en los roles estelares.

No me quedó claro eso de "Las mujeres de Drácula", la trama en nada se parece a una película de exploitation.

Desde el primer momento supe que estaba ante una de esas películas memorables que con desparpajo combinan los diálogos solemnes con la comedia no intencionada. Para muestra transcribiré unas líneas narradas al inicio de la película: "La Mansión Gris. Aquí vivió y murió el Barón de Draculstein, pero... ¿efectivamente vivió? Y si así fue, realmente... ¿murió?" Nadie sabe, nadie supo. Fue horrible.

Habiendo concluido el narrador con la presentación de la historia, vemos a un hombre (Víctor Alcocer) huir de su perseguidor, quien más adelante se revela como el Barón Draculstein (Eric del Castillo). Se produce un fuerte enfrentamiento entre ambos y finalmente el hombre acaba con la bestia atravesándole el pecho con una espada. No obstante, su corazón no resiste el esfuerzo y muere a los pies de su atacante, siendo descubierto por su joven esposa (Rebeca Iturbide).


Ya en el presente ese niño es ahora un adulto y acompaña en su lecho de muerte a su madre, quien aprovecha los últimos minutos que le restan de vida para advertirle que debe volver a la Mansión Gris y acabar de una vez por todas con Draculstein (qué ingenioso y original nombre, ¿eh?) valiéndose de la cruz de roble. La señora, ya sea producto de la incoherencia propia de un fallecimiento inminente o simple víctima de un libreto deficiente, se hace un enredo hablando indistintamente de Luna nueva y Luna llena como puntos de referencia para el regreso del vampiro. Tampoco deja claro por qué justo ahora, cuando deben haber transcurrido unos 30 años desde aquella fatídica noche, es que este ser maligno volverá a la vida.


Si bien el ingeniero Luis Brener (César del Campo) no toma en serio estos delirios de su madre, por no dejar emprende el viaje a la mencionada Mansión Gris junto a su esposa Patricia (Lucha Villa), su cuñada Lily (Robin Joyce) y su amiga Diana (Ethel Carrillo). En el camino quedan varados al accidentarse su carroza, pero muy oportunamente llega ante ellos otra sin conductor alguno, tirada por unos majestuosos caballos negros. Luis Brener ve todo de lo más normal y le resta importancia a la situación diciendo que conoce esos caballos porque recuerda perfectamente el día en que los compró su madre.


Una vez que llegan a la mansión la situación no mejora, puertas que se abren por sí solas, una mesa servida a pesar de que la sirvienta diga que ella no lo hizo, equipaje que llega misteriosamente a las habitaciones. En fin, que hay gato encerrado pero el protagonista se limita a consolarse diciendo que alguna explicación habrá para todo ello. Paralelamente es llevada a cabo una investigación para resolver una serie de homicidios que han ocurrido en la zona y que tienen como elementos comunes la ausencia de sangre en las víctimas y la presencia de dos peculiares marcas en sus cuellos. El Dr. Wilson (Guillermo Zetina) le sugiere al Inspector de la policía (Mario Orea) que posiblemente el autor de esos crímenes sea un vampiro, pero como era de esperarse es ridiculizado y su descabellada teoría descartada en el acto.

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