Antes de entrar de lleno con esta reseña debo aclarar que no he tenido todavía la oportunidad de leer la obra de Shakespeare en la que está basada esta película así como tampoco la adaptación más popular con Anthony Hopkins, Titus.
Pero es así, estimados lectores de este blog, a finales del siglo pasado una persona llamada Christopher Dunne decidió realizar una adaptación de esta tragedia de William Shakespeare, justo un año antes de la versión dirigida por Julie Taymor (en los créditos de Titus Andronicus la fecha que aparece es 1998 en lugar del 1999 indicado por IMDb).
La historia es, en líneas generales, la siguiente: Tito, un general del Imperio Romano, regresa victorioso a Roma tras una larga batalla frente a los Godos. Durante la celebración por el triunfo alcanzado y a modo de venganza por haber perdido a casi todos sus hijos durante la guerra, decide sacrificar a uno de los prisioneros: Alarbo, hijo de Tamora (reina de los Godos). Pero en un oscuro y cruel giro del destino, el nuevo emperador romano, Saturnino, elige a Tamora como emperatriz, y valiéndose ella de todo el poder del que en adelante dispone, desata toda una serie de desgracias sobre Tito Andrónico.
De más está decirles que se trata de una producción de un bajísimo presupuesto. De hecho absolutamente todas las escenas son con tomas cerradas, por lo que perfectamente pudieron haber usado el mismo escenario para filmar toda la película. De igual manera, el vestuario es el típico que podrían esperar de una obra de teatro sencilla de cualquier colegio.