Desde hace casi tres años que no hablábamos de una película producida por el canal SyFy y hoy toca cambiar eso con la reseña de The Terror Beneath o, como terminó siendo conocida posteriormente, Seeds of Destruction.
Quienes ya hayan visto otras producciones de SyFy deberían saber a qué se están enfrentando porque la historia a grandes rasgos sigue la fórmula de siempre: un inesperado acontecimiento de gran importancia pone en peligro la vida de miles de personas y los protagonistas tendrán que hacer frente a las adversidades y evitar una catástrofe absoluta. La principal novedad en Seeds of Destruction es la presencia de un componente religioso, no por propaganda o adoctrinamiento sino porque la trama gira en torno a unas semillas provenientes del Jardín del Edén, las cuales fueron halladas por la doctora Jocelyn Stein (Stefanie von Pfetten) siguiendo instrucciones del doctor Jeremy Frame (James Morrison), quien al poco tiempo la apartaría del proyecto valiéndose de pobres excusas.
El Dr. Frame se queda trabajando con Matthew Kyle (Nicholas Carella) y con un tal Noel (Daniel Bacon) de apellido desconocido. El objetivo de su investigación es reactivar estas semillas y que puedan repoblar el planeta para recrear el ambiente del que disfrutaron Adán y Eva. Digamos que la trama es algo así como Jurassic Park pero con plantas y poco presupuesto.
Las cosas evidentemente se tuercen nada más al empezar la película porque Kyle es un tipejo ambicioso y malintencionado, al que poco le importan las advertencias del Dr. Frame e igual roba una semilla para venderla en el mercado negro. Del intercambio son testigos Kate (Luisa D'Oliveira) y Joe (Jesse Moss), una pareja de ambientalistas que se encuentra en el lugar para grabar a quienes vierten desechos tóxicos en unas viejas minas. Los compradores se ponen un tanto nerviosos al descubrir la presencia de la pareja de activistas, asumiendo que están en complicidad con Kyle y este, al ver que su vida corre peligro, intenta huir sin éxito, dejando caer al suelo la probeta con la codiciada semilla mágica.
¿A qué no saben lo que ocurre después? Al ser ese el lugar elegido por algunos empresarios inescrupulosos para deshacerse de sus desperdicios tóxicos, la semilla reacciona violentamente y empieza a crecer de forma agresiva, acabando con todo lo que la rodea y cubriendo grandes extensiones de territorio en apenas minutos y ciudades enteras en cuestión de horas.