Películas B

Las producciones más geniales del séptimo arte

28.8.11

The Bat People (1974)

Publicado por Marcel |

Esta película la había visto hace algunas semanas pero la había ido dejando a un lado porque no me causó una gran impresión, ni siquiera desde el punto de vista negativo. Ese es, a mi parecer, el principal motivo de que The Bat People tenga en IMDb solamente 2,1/10. Si bien no cuenta con la graciosa ineptitud de muchas otras producciones similares, la trama es lenta y carente de sorpresas o momentos escalofriantes.


La historia de inicio con una pareja de recién casados que se encuentra disfrutando de unas merecidas vacaciones. Durante una visita guiada a cueva, a la pareja no se le ocurre mejor cosa que separarse del grupo y la mujer cae por un hoyo de cierta profundidad. Su amado esposo, el doctor John Beck, baja inmediatamente para cerciorarse de su estado mientras espera que el guía regrese por ellos. Pero en ese ínterin, en medio de la oscura soledad de la fosa, son atacados por un grupo de murciélagos y uno de ellos muerde al pobre John.

Tras ser rescatados, se dirigen al hospital del pueblo para que John reciba la vacuna antirrábica a manera de prevención. Sin embargo una vacuna no sería capaz de revertir lo que ya se estaba gestando en su interior, la mordedura del murciélago lo había convertido en una baticriatura ansiosa por aplacar su sed con sangre humana. Créanme, no es tan divertido como suena.


Dentro de los elementos que destacan en The Bat People tenemos a Carthy Beck, la esposa del protagonista, y su suéter de Charlie Brown:

26.8.11

The Legend of Blood Mountain (1965)

Publicado por Marcel |

El día de hoy le traemos a los lectores de este blog una poco conocida comedia de terror que en mi opinión merece llegar a una audiencia mayor. No porque sea buena, sino precisamente por lo opuesto, estamos ante una digna sucesora de la obra de Ed Wood y debería tener una fama comparable a la de Manos: The Hands of Fate.


La historia nos presenta a un personaje llamado Bestoink Dooley, quien oye en las noticias acerca de un sitio llamado Blood Mountain, en donde ocurren misteriosos asesinatos atribuidos por los lugareños a la acción de un monstruo infernal. Dooley, quien tanto en aspecto como en comportamiento me recordó a François Pignon de La cena de los idiotas, trabaja en un diario y le implora a su jefe que le permita ir al lugar de los hechos prometiéndole que hará el reportaje de su vida. Para quitárselo de encima, este accede finalmente, pero con la condición de que realice la investigación en su tiempo libre.


De los primeros 20 minutos de metraje más de la mitad se consumen viendo al protagonista prepararse para dormir, servirse leche, comer unas galletitas y leer un libro; luego vemos un intrascendente sueño que tiene esa noche y a la mañana siguiente toca ser testigos presenciales de sus ejercicios de estiramiento. En ese punto me fue imposible evitar preguntarme si Massey Cramer (el director) era un genio, si se estaba burlando de los espectadores o si simplemente era completamente inepto. El resto de la película, junto al hecho de que este haya sido su único trabajo como director, pudo confirmarme lo último.

En el mundo de los sueños todo es perfecto para Bestoink Dooley.  

En la montaña en cuestión se encuentra con un viejo conocido que trabaja allí como guardabosques. Este inmediatamente le presenta a un científico que se halla buscando oro y que considera que la leyenda en torno a la montaña es pura superchería de los habitantes del pueblo, junto a él conoce además a dos señoritas: su hija y la asistente del científico.

Ese que parece árbitro de fútbol americano es el científico.

Lo que resta de la película se va en absurdos primeros planos, actuaciones poco naturales y varios minutos de manejo en carretera, todo acompañado por un evidente doblaje con el audio agregado durante la edición del video. Si aguantan todo eso lograrán ver al temible monstruo, que no es más que una persona con un traje gris y una sencilla máscara.

17.8.11

Un día con el Diablo (1945)

Publicado por Marcel |

Bastante más tarde de lo habitual abrimos las reseñas del mes de agosto y lo hacemos con una dedicada a uno de los lectores de este blog, Julián Darío Bonilla Montenegro, quien la semana pasada nos recordó que el día 12 de agosto se cumplía el primer centenario del nacimiento de Mario Fortino Alfonso Moreno Reyes, Cantinflas.


A 18 años de su muerte, Mario Moreno Cantinflas sigue siendo sinónimo de comedia para muchos de nosotros en los países hispanohablantes, especialmente para quienes crecimos disfrutando de su amplia filmografía. Aunque estaba pequeño, todavía recuerdo con claridad el día de su fallecimiento, enterándome de la noticia al llegar del colegio. A mi corta edad fue toda una sorpresa que ese joven de las películas que veía junto a mi papá, tuviese 81 años y cáncer de pulmón.


Pero no es mi intención aburrirlos, así que mejor nos ponemos manos a la obra y comenzamos a hablar de "Un día con el Diablo". Fueron dos las razones principales que me hicieron decantarme por esta entre la lista de películas preferidas por Julián. Primero que nada por no ser una tan famosa como "Ahí está el detalle" o "El bolero de Raquel" y, en segundo lugar, por tocar un tema que siempre despierta mi interés, como lo es el de la Segunda Guerra Mundial (muy a su manera, claro está).

La película empieza con un fulano conocido bajo el nombre de Juan Pérez, quien se alista en el ejército con la idea de que el tiempo ayude a que la gente olvide algunos problemas que tiene con la justicia. Pero en el instante en que México le declara la guerra al Eje, Juan Pérez decide desertar y, para evitar ser llevado a juicio militar por traición, le coloca su uniforme a un humilde vendedor de periódicos (Cantinflas) que venía muy alegre con algunas copas de más luego de culminar una buena jornada laboral.

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