El día de hoy traemos una película de Hiroshi Takahashi, quien fuera el guionista de la afamada saga Ringu y director de la ya reseñada Sodomu no Ichi, película que aprovecho para volver a recomendarla si están con ganas de ver una de esas que son tan malas que terminan resultando divertidas. En Kyôfu, o The Sylvian Experiments como es conocida en inglés, Takahashi desempeña los dos roles y el resultado en mi opinión no es del todo satisfactorio.
La historia inicia con una pareja viendo un video sobre experimentos en humanos llevados a cabo por los japoneses a lo largo de la Segunda Guerra Mundial; durante la sesión entran a la sala sus dos pequeñas hijas y el destello de una luz blanca pareciera marcarlos a todos para el resto de sus vidas.
De vuelta al presente encontramos a un grupo de cuatro jóvenes que contactaron a un quinto por internet para suicidarse en grupo. Van a un lugar apartado, sellan las puertas del vehículo, cada uno se toma una pastilla para acabar con su vida y... todo resulta una gran mentira de Hattori, ese quinto suicida en realidad trabaja para la doctora Etsuko (Nagisa Katahira), la misma que vio el video del comienzo y necesita especímenes para sus experimentos.