Hay ocasiones en las que he decidido ver una película sin saber absolutamente nada de ella y dejándome llevar simplemente por detalles menores como un actor que participa en ella, un título intrigante o incluso un póster llamativo. Eso fue lo que me ocurrió cuando llegó a mis manos una película llamada Blood Suckers, que anunciaba a Peter Cushing en el rol principal. Me dije que una historia de vampiros con Peter Cushing seguro sería entretenida como cualquier producción de los estudios Hammer. Craso error.
Apenas al comenzar la película noto que como título aparece Freedom Seeker. ¿Pero qué es este título más propio de una película de guerra? Pausa y a investigar. Resulta y acontece, estimados lectores, que esta película oficialmente se conoce como Incense for the Damned y fue rodada en 1969, pero no consiguió distribuidor hasta dos años más tarde. Durante ese proceso conoció distintos nombres, como Bloodsuckers (junto y separado), Vampire Sacrifice, Doctors Wear Scarlet y el ya mencionado Freedom Seeker. Lo otro que descubrí durante mi investigación es que su director, Robert Hartford-Davis, en un punto pasó a renegar de su obra y consideró que era mejor no terminar esta película. En consecuencia, en algunas ediciones el crédito del director aparece bajo el seudónimo de Michael Burrowes y en otras, como es el caso de mi DVD, no hay mención alguna a su figura.
Armado de valor y encomendado al espíritu de Peter Cushing proseguí con este largometraje de títulos tan abundantes como dispares. La historia es un tanto confusa, al punto que en varias oportunidades hacen uso de un narrador para explicar los acontecimientos y los planes de los personajes, pero me atrevo a decir que entendí de qué iba el argumento.
La acción inicia en Inglaterra con una reunión entre varias personas que se preguntan por el paradero de Richard Fountain (Patrick Mower), a quien esperaban de vuelta hace dos días del viaje que realizó a Grecia. Entre los presentes están su prometida, Penelope (Madeleine Hinde), y su futuro suegro, el doctor Walter Goodrich (Peter Cushing), además de sus amigos Tony Seymore (Alexander Davion) y Bob Kirby (Johnny Sekka). Tony se ha enterado por parte del padre de Richard que su hijo se encuentra en problemas en Grecia y por eso no ha podido regresar en la fecha establecida. En lugar de contactar a las autoridades, el grupo viaja a Grecia para dar con el paradero de su amigo. Aunque no todos se suman a la aventura, Peter Cushing se queda en Inglaterra y no volvemos a verlo hasta la escena final de la película.
Una vez en tierra helénica, hacen las averiguaciones pertinentes con la ayuda del agregado diplomático británico y descubren que Richard se encuentra en la isla de Hidra tras haberse unido a una secta que se presume responsable de la muerte de una joven cuyo cadáver hallaron en la playa en días pasados.
Según palabras de uno de sus amigos descubrimos que Richard viajó a Grecia en busca de libertad (de ahí lo de Freedom Seekers). No sabemos si estaba agobiado por el inminente matrimonio o la presión de su trabajo en la universidad de Oxford, pero decidió pasar una temporada en el Mediterráneo para despejar su mente. Desconocemos cómo terminó en la isla de Hidra, pero sí sabemos que este grupo que lo ha reclutado disfruta bebiendo la sangre de sus víctimas así como que también se entrega a las orgías y al uso de drogas. Tal y como podemos apreciar en una psicodélica escena en la que conocemos a la líder Chriseis (Imogen Hassall), quien por alguna razón se ha obsesionado con este confundido catedrático inglés.
Tras hacer frente a múltiples adversidades y sumar dos muertes más en el marcador, finalmente logran llevar a Richard de vuelta a su país de origen donde lo espera un gran recibimiento, no solo por regresar a su alma mater sino porque el doctor Goodrich planea anunciar oficialmente el casamiento de Richard y Penelope. Es evidente que Richard no se siente cómodo con la situación y que sus sentimientos hacia Penelope cambiaron desde que conoció a Chriseis, pero como es habitual en estas situaciones, ninguno de los involucrados parece darse cuenta de nada.
Richard definitivamente no es el mismo de antes.
Hay una escena de Tony discutiendo con un académico sobre el comportamiento de su amigo y todo lo que ocurrió en Grecia. Este académico le explica que el vampirismo es una práctica sadomasoquista propia de mujeres frígidas y hombres impotentes que recurren a él para poder satisfacer sus necesidades sexuales. Previamente en la película habían explicado que Richard nunca había podido consumar su relación con Penelope por problemas similares y él mismo aclara que tampoco fue capaz de tener sexo con Chriseis. Todo este componente sexual pareciera ser relevante para la trama pero a decir verdad se queda en estas menciones aisladas y ya.
Me llamó la atención por la época y el tipo de cine que Bob, uno de los personajes principales, fuera negro. A lo mejor peco de malpensado, pero no creo que sea casualidad que precisamente este personaje sea el único que asocia las prácticas de la secta con el vampirismo y habla de otras antiguas tradiciones. De todas formas, como era de esperarse, los demás consideran que son sandeces impropias de un universitario del siglo XX y lo ignoran. Tony ni siquiera le permite atravesar el pecho de Chriseis con una estaca. Es como si esta gente jamás hubiese visto una película de vampiros. Indignante.
El desenlace ocurre durante la noche en la que Richard da un discurso ante sus colegas en la universidad. El doctor Goodrich ya le había sugerido que fuera algo breve, pero Richard da rienda suelta a su nuevo estado mental y presenta una arenga en contra del mundo académico al que acusa de lavarle el cerebro y le recuerda a los presentes que los dioses nos han obsequiado la libertad y que no debemos caer en las tretas de "los ladrones que han venido a robar sus almas". Se genera un caos en la sala y él huye perseguido por Penelope, quien teme por el estado en el que se encuentra su amado. Pero por fin Tony ha aceptado la realidad y en compañía de Bob corre en pos de ellos para impedir que Penelope se convierta en una víctima del vampiro.
Siempre he pensado que lo peor que puede decirse de una producción de bajo presupuesto como esta es que sea aburrida y ese es el gran problema con Incense for the Damned. No resulta efectiva como obra de terror, mucho menos en el plano erótico y ni siquiera es lo suficientemente rocambolesca como para hacerla divertida. En mi opinión, salvo que estén en una misión de ver toda la filmografía de Peter Cushing, no vale la pena que pierdan su tiempo con esta película.
Para cerrar, les dejo el esperpéntico VHS de la edición francesa con su tipografía de Coca-Cola y que muestra a tres personas que no participan en esta película:
Tráiler:
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