Películas B

Así como el mes de abril entró con fuerza gracias al esperado estreno de Sadomaster 2: Locura General, nosotros por nuestra parte iniciaremos el mes con una nueva película del canal SyFy, esa televisora amante de las criaturas imposibles y los efectos especiales amateur. En un principio pensaba que sería otro esfuerzo conjunto con los estudios The Asylum, pero para mi sorpresa Sharktopus fue producida por el mismísimo Roger Corman, caballero de filmografía irregular donde los haya pero imposible negar que se trata de todo un referente y objeto de culto entre el público aficionado a este tipo de cine.

Mientras veía la película y me iba convenciendo de que indudablemente era carne de este blog, al mismo tiempo pensaba lo mucho que me costaría poder plasmar en ideas o capturar en imágenes lo genial que es esta película. Por supuesto que habrá gente que se centrará en las malas actuaciones, lo absurdo de la existencia de una criatura mitad tiburón - mitad pulpo o los ridículos efectos con los disparos y explosiones. Pero quien la vea consciente de todo eso y solamente desee pasar el rato con una película de esas tan malas que son buenas, es imposible que no termine disfrutando como un niño.


Este tiburopulpo, conocido internamente como S-11, fue creado por la compañía Blue Water, una contratista de la Marina que, haciendo uso de la más avanzada tecnología disponible en el campo de la ingeniería genética, buscaba brindarle a esta rama del Ejército estadounidense una súper arma capaz de llegar a sitios en donde en situaciones normales no tiene alcance. Pero en ese caldo genético de tiburón y pulpo como que se colaron algunas otras cositas, puesto que esta feroz criatura es anfibia y uno puede verla caminando alegremente por la playa:


O atravesando víctimas con sus tentáculos como si fuesen rígidos y filosos como los de Octaman:


O enrollada cual serpiente:


De paso la condenada ruge y tiene movimientos de perro mordelón:


Nada más con eso debería bastarles para correr e ir a ver Sharktopus; pero esta película no se centra únicamente en las vicisitudes de una pobre criatura en un mundo que le es hostil, no señor. El desarrollo que hay detrás de cada uno de los personajes es de una profundida tal que ya quisieran los hermanos Coen o Christopher Nolan lograr algo similar. Bueno, quizás no tanto así, pero no pueden perderse a Eric Roberts interpretando a un ambicioso y desequilibrado científico, personaje que buena parte del tiempo la pasa sentado en el sofá de un yate bebiendo whisky. O a Andy Flynn, el mercenario que piensa destruir al S-11 con solo enseñarle sus músculos. O a Nicole, la hija del científico, quien se limita a lucir linda y jugar con su laptop.


Igualmente hay errores dignos de ser nombrados en esta reseña. Mi favorito es uno al comienzo cuando Santos busca a Flynn en un hotel de Puerto Vallarta, en la primera imagen pueden verlo bajo el agua manteniendo la respiración, luego sale a la superficie y en el proceso misteriosamente le aparece un sombrero de mariachi.


Otro error es cuando las cosas se salen de control al comienzo de la película y el tiburopulpo pierde el equipo rastreador y los científicos solamente pueden recibir señales fantasma, las cuales les da una noción muy genérica de la ubicación del animal. Cómo llegan hasta México y continúan guiándose a partir de dichas señales es todo un misterio para mí.

Y si bien no es un error propiamente dicho, resulta increíble ver cómo la gente en Puerto Vallarta sigue alegremente en las distintas playas cuando los reportajes sobre el tiburopulpo han aparecido en televisión gracias a la cadena CNE (no confundir con CNN) y que ya son demasiadas las víctimas como para no haberse enterado de lo que está ocurriendo.

Si no me creen que la película es tan buena así, mejor vean el trailer y juzguen por ustedes mismos: