Películas B

La película de la que hablaremos hoy es toda una rareza realizada en Checoslovaquia sobre un auto de carreras que en lugar de gasolina emplea sangre humana como combustible. Se trata de Upír z Feratu, El vampiro de la Ferat según los subtítulos en español, dirigida por Juraj Herz y con guión de él mismo con colaboración de Jan Fleischer.

Si bien el tema de los vehículos asesinos o con vida propia no es ninguna novedad, a mí por ejemplo me vienen a la mente The Car (1977), I Bought a Vampire Motorcycle (1990) y algunas historias de Stephen King, el argumento me resultó toda una sorpresa por tratarse de un país todavía bajo la influencia del comunismo y la censura de aquellos años. Digamos que no esperaba encontrarme con un planteamiento tan propio de occidente.


Todo empieza con Marek (Jirí Menzel) y Mima (Dagmar Havlová), un médico y la conductora de la ambulancia respectivamente, que acuden a un llamado de emergencia para descubrir que todo se trataba de una broma al terminar en una dirección inexistente. Sin embargo, durante su recorrido se topan con un misterioso auto negro conducido por Luisa Tomásová (Jana Brezková), quien algo débil y adolorida aprovecha el encuentro con el personal médico para pedir asistencia. Lo que descubren es que tiene el pie derecho muy maltratado, principalmente por la presencia de un gran hematoma en la planta.


Unos momentos después ven al mismo auto salirse de la carretera con su conductora inconsciente; pero para su extrañeza la zona es rápidamente invadida por el personal de la compañía Ferat, que limpia por completo el lugar del siniestro y no le permite a los paramédicos atender a la mujer lesionada. Unas horas más tarde se enteran de la noticia de su fallecimiento.


Por lo general suelen ser necesarias algunas pequeñas coincidencias para que todo encaje y en este caso lo que ocurre es que Mima desde niña siempre había querido ser piloto de carreras, pero lo más que logró fue un puesto como choferesa de ambulancias. ¿Qué empresa creen que le ofrecerá la oportunidad de su vida ahora que tienen una vacante en un puesto de vital importancia?


El doctor Marek no ve con buenos ojos que su conductora favorita le abandone para prestar sus servicios a esta misteriosa compañía de la que nada saben más allá de que su última piloto falleció en extrañas circunstancias. En nada ayuda a su desconfianza que empiece a ser acosado por el doctor Kaplan (Jan Schmid), un científico que lleva tiempo investigando a esta compañía y que afirma que ante la crisis energética sus ingenieros han optado por desarrollar un motor que en lugar de combustibles derivados del petróleo utiliza sangre.


Marek posteriormente es contratado por Madame Ferat (Zdenka Procházková) para que realice un informe sobre la seguridad del vehículo, el cual planean distribuir a nivel internacional una vez que se demuestre que no representa un peligro para la vida de sus ocupantes. Marek ve esto como una oportunidad para verificar el tipo del motor del auto así como también descubrir qué ocurrió realmente con Luisa y estar más cerca de Nina. De más está decirles que estos son unos tipos astutos y preparan un segundo auto normal en lugar de mostrarle el prototipo chupasangre de alta cilindrada. ¿Podrá Marek salvar a Mima a pesar de todas las trabas que encontrará en su camino?


La idea del argumento es original e interesante pero siento que la ejecución fue deficiente. Echando mano del traductor de Google leí en una página checa que los censores de la época ordenaron eliminar las partes más sangrientas y violentas de la historia y por ello la obra resultante es así. De hecho, la única escena sangrienta es una secuencia en la que Marek introduce un brazo en el capó del auto y termina siendo solo una pesadilla. El tramo final de la película tampoco acabó por convencerme del todo; la parte relacionada con la carrera de autos es un tanto desordenada, con mucho material de relleno que más que mostrar el desempeño del bólido de la Ferat parecía como si el único objetivo fuera extender el metraje. La recomendaría solo como curiosidad histórica.


A falta de un tráiler despedimos la reseña con la mencionada escena del sueño.