Esta película es sobre unas plantas venenosas que producen sangre.
Esta película es sobre un doctor que tiene de asistentes a una coja, un enano y una niña deforme con retardo.
Esta película es sobre una vampiresa que se alimenta con transfusiones de sangre.
Esta película es sobre el romance entre una hija de Drácula y un hombre lobo.
Esta película me dejó claro que Andy Milligan nada tiene que envidiarle a Al Adamson o a Ed Wood.
Hablar de Blood no es una tarea fácil, Andy Milligan debió haber estado bajo los efectos de alguna poderosa droga cuando se sentó a escribir el guión. La historia comienza con un misterioso doctor que renta una casa a donde se muda junto a su grupo de monstruosos ayudantes; en el sótano de dicha casa inician el cultivo de unas plantas de caucho altamente venenosas y que producen sangre. La siguiente es imagen inmortaliza uno de esos amenos momentos junto al cultivo casero.
¿Qué utilidad podrían tener unas plantas que dan sangre? La de alimentar a la esposa del doctor, quien necesita ingentes cantidades de sangre para mantenerse en buenas condiciones, de lo contrario se pone así:
¿Son realmente tan venenosas esas lindas plantas? Pues el simple contacto con ellas es casi mortal. Les contaré una anécdota, la coja que asiste al doctor no siempre tuvo problemas para caminar, pero rozó a una de las plantas con su pierna y quedó afectada permanentemente.
La trama se va desarrollando con pequeñas anécdotas absurdas como las anteriores; cuando creía que la película no podía resultarme más surrealista, el doctor llega a la casa convertido en hombre lobo.
Posteriormente llega la Bruja del 71, que conoce esta sórdida historia al dedillo, para intentar chantajear a la peculiar familia bajo amenaza de revelar todos sus secretos.
Pero donde realmente solté la carcajada y me convencí de que Andy Milligan filmó Blood contando cada centavo de dólar, fue en la secuencia donde el arrendador se presenta de improviso en el laboratorio y lo noquean sin tocarlo.
Otros detalles dignos de destacar:
- Por alguna razón, esta película estadounidense está ambientada en la Inglaterra de finales del siglo XIX, pero resulta demasiado evidente que los actores están intentando hablar con un acento que no es el suyo.
- El enano en realidad es un actor de tamaño normal que realiza sus escenas arrastrándose sobre una patineta.
- La música del final, justo en el instante en que aparece el humo, podría jurar que es la misma de Manos: The Hands of Fate.
- Sólo dura 60 minutos, el sufrimiento es corto.
1 comentarios :
lo unico que dire es ¡TENGO QUE VERLA!
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