Para despedir el mes, hoy hablaremos de una película japonesa con el monstruo de Frankenstein como protagonista. Es una versión totalmente diferente a lo que hayan visto antes, por lo que me parece justo dedicarle un espacio en este blog a pesar de que no disfruté tanto viéndola. La película fue estrenada en Venezuela bajo el título de Frankenstein a la conquista de la Tierra, similar a uno de sus títulos en inglés: Frankenstein Conquers the World, aunque a decir verdad, para lo que es la trama me agrada más el título internacional que figura en IMDb: Frankenstein vs. Baragon.
Durante los últimos días de la Segunda Guerra Mundial, cuando era inminente que las tropas Aliadas tomaran el control de Berlín, una operación militar alemana trasladó una misteriosa caja de un laboratorio y la entregó a un banco de bandera japonesa con el fin de que se encargaran ellos de mantener su contenido a salvo y evitar que cayera en manos de los enemigos.
Los oficiales japoneses en un primer momento especulan que pudiera ser Hitler a quien transportan con tanto secretismo, pero una vez que entregan la caja a los científicos de Hiroshima estos tienen la cortesía de abrirla en presencia de ellos para que sepan cuál fue el motivo de su travesía y descubren que solo transportaban un corazón humano.
Pero no es un corazón cualquiera. Se trata del corazón de Frankenstein (de la criatura, pero en esta película le dicen Frankenstein tanto a ella como al científico), el cual se mantiene vivo en una solución de proteínas y el objetivo es que los científicos japoneses consigan reproducir en masa una criatura como la creada por su colega alemán y con eso crear un ejército de soldados inmunes a las balas. Aunque ya era demasiado tarde para las fuerzas del Eje, el 6 de agosto de 1945 cayeron las bombas atómicas sobre Japón y en medio de la destrucción y el caos se perdió el tan codiciado órgano.
Quince años más tarde un joven indigente deambula por las calles de Hiroshima generando algo de pánico entre los habitantes porque se come sus animales y muestra un comportamiento un tanto violento. Finalmente las autoridades lo acorralan en una cueva y con la ayuda de los doctores James Bowen (Nick Adams) y Sueko Togami (Kumi Mizuno) logran capturarlo y llevarlo al hospital para someterlo a diversas pruebas.
Allí se sorprenden por su rápido crecimiento y atribuyen este fenómeno a la exposición a la radiación, que en lugar de debilitarlo o simplemente causarle la muerte pareciera haber tenido el efecto opuesto y lo ha hecho más fuerte. Por temor a sus brotes de violencia deciden enjaularlo y encadenarlo, mientras la doctora Togami se encarga de alimentarlo, sin embargo pronto alcanza una altura de 20 metros y su celda y cadenas poco pueden hacer para contenerlo.
¿Pero cómo relacionar a este joven de aspecto singular con el corazón del comienzo y la leyenda de Frankenstein? Kawai (Yoshio Tsuchiya), uno de los oficiales de la Marina que participó en aquella misión, lee la noticia en la prensa sobre el hallazgo de este niño que había sido visto jugando entre las ruinas del hospital militar y lo asocia con el misterioso e indestructible corazón de Frankenstein. Posteriormente acude al hospital y le explica todo a los científicos.
En un gran ejercicio de suspensión de la incredulidad los científicos consideran posible esta explicación y el doctor Yuzo Kawaji (Tadao Takashima) parte rumbo a Frankfurt para visitar al hombre que trabajó originalmente en el proyecto. El científico, a fin de cuentas de formación nazi, le responde con pragmatismo: "Córtele una pierna o un brazo, si le crece de nuevo es Frankenstein".