Pasé las últimas semanas viendo cine serio y poniéndome al día con las series pero finalmente he sido premiado (o castigado según se vea) con una película del inigualable Jerry Warren, la cuarta suya que reseñamos en este blog, y que cuenta no solo con su dirección sino que también se encargó de escribir el guión y producirla, como solo los genios lo hacen. The Wild World of Batwoman tiene 2,1/10 en IMDb y ocupa el puesto 42 en la lista de las 100 peores películas de la historia.
Como toda película de Jerry Warren, es complicado entender la trama, por lo que iniciaré esta reseña con una pequeña curiosidad. Con ese nombre y su año de estreno tal vez ya hayan hecho la asociación con la serie de TV de Batman; se cuenta que por aquel entonces National Periodical Publications demandó a Warren y la película tuvo que ser redistribuida bajo el nombre de She Was a Hippy Vampire. Eso quizás explicaría la escena inicial, totalmente irrelevante al resto de la trama, en donde dos "Bat Girls" le dan la bienvenida a una nueva integrante del grupo bebiendo lo que en un primer momento parecía sangre pero una de ellas aclara que es una bebida normal y agrega "somos vampiresas, pero solo en un sentido sintético" (lo que sea que eso signifique).
Tras el brindis inicial vemos a dos hombres drogar en un bar a una de las Bat Girls para encerrarla en una celda ubicada en el laboratorio del profesor G. Octavius Neon (George Mitchell). Todos ellos trabajan bajo las órdenes de un villano enmascarado llamado Rat Fink (Richard Banks), quien ha planificado el secuestro de Dee Dee (Suzanne Lodge) como chantaje para que Batwoman robe por él un dispositivo atómico de espionaje.
¿Qué me dicen de ese murciélago dibujado en su pecho?
Pero los esbirros de Rat Fink son uno más inepto que el otro y no pueden con la astucia de Batwoman, interpreada por la actriz favorita de Warren: Katherine Victor, quien no solo logra eludir las tretas que le esperaban sino que además consigue liberar a su protegida y huir del lugar con la información del macabro plan que tiene en mente Rat Fink.
Por tal motivo, Rat Fink decide actuar con celeridad y recurre a una de las grandes invenciones del profesor Neon: una pastilla de la felicidad que hace que todo aquel que la ingiera comience a bailar go-go sin parar y olvide todas sus obligaciones. ¿Pero cómo infiltrarse en la Ayjax Development Corporation sin ser detectados por Batwoman y sus chicas? Nada que unos lentes oscuros y vello facial postizo no solucionen.
Después de eso solo hay que hacer que todos los presentes tomen una sopa previamente condimentada con la pastilla del profesor Neon y una vez que hayan bajado la guardia el resto es pan comido.
Para recuperar el dispositivo propiedad de Ayjax Development Corporation Batwoman recurre a un arma secreta e inesperada: una sesión de espiritismo en la que espera contactar con cualquier espíritu que pueda informarle en dónde se encuentra el objeto robado. Como la película es en parte una comedia la secuencia es una excusa para presentar un chiste en el que una entidad que se expresa en chino interrumpe la comunicación e impiden que obtengan la respuesta.
De improviso aparecen unos monstruos y... un momento, su aspecto me resulta familiar... ¡Pero si son imágenes de The Mole People! El bueno de Jerry Warren es incapaz de dejar atrás sus viejos hábitos y hacer una película sin robar material de otros directores. La curiosidad me hizo ir a IMDb a verificar si estaba en lo correcto y leo que no solo las escenas de las criaturas provienen de otra producción, sino que las escenas de Rat Fink paseando en solitario pertenecen a La momia azteca y las de música a No Time to Kill. Si bien no alcanza los niveles absurdos de Curse of the Stone Hand y Attack of the Mayan Mummy, si tenemos en cuenta que es una película que dura poco más de una hora bien vale preguntarse qué proporción de lo que vemos es material original.
En este salvaje mundo de Batwoman los monstruos son una creación del profesor Neon y Rat Fink ha raptado varias Bat Girls con el único propósito de que las criaturas se apareen con ellas y se multipliquen por el mundo. ¿Para qué? Nunca llegamos a descubrirlo porque en ese preciso instante arriba Batwoman a la cueva del villano para el enfrentamiento final. Aquí Rat Fink hace uso de su "más grande descubrimiento": un multiplicador de cuerpos, el cual le permite crear múltiples copias de sí mismo para luego ponerlas a correr por todo el laboratorio, ese es el gran plan.
No es la peor película que he visto e incluso diría que es la mejor de las películas de Jerry Warren, pero a pesar de ello la catalogaría dentro de la sección de solo para valientes.
0 comentarios :
Publicar un comentario